Escuchamos la palabra plebiscito y se nos viene a la mente un rotundo Si o un rotundo No. Y en muchos casos no es lo correcto, pues nadie nos asegura que el votante sabe muy bien por lo que exactamente está votando con el Si o con el No.
Si es un plebiscito donde se deciden cosas esenciales, importantes, la posibilidad binaria se presta para que nunca se sepa lo que la gente realmente quería, pero ya es tarde. Pienso que junto con las opciones Si/No, se debe presentar una serie de preguntas, 3, 5, 10 pueden ser, en las que literalmente se pone a prueba al votante, es decir, cuánto sabe sobre el tema a decidir. Yo no daría bote en un plebiscito sobre energía, por ejemplo, de manera que mi Si o mi No valdrá no uno, sino el porcentaje de uno que mis respuestas correctas dieron.
Entendido está que previo al día en que se debe votar, que dicho sea de paso no tiene por qué ser un solo día, se hará pública la información necesaria para que uno pueda aprender sobre el tema y así votar de una manera educada, preparada.
Ir a página inicial Salud y Educación >>