En todos los países con la democracia actual se da un fenómeno idéntico: en cada elección se repiten las mismas 4 promesas políticas: mejoras en la educación, en la seguridad, en el empleo y un buen sistema de salud. Si se repiten estas mismas promesas, con el énfasis puesto según la situación actual en el país, es porque estas áreas son un fracaso en manos de los políticos.
Y si son un fracaso, entonces hagamos algo. Una posibilidad, y que no requiere tanto tiempo, es independizar estas áreas. Por ejemplo, en educación, cada vez que hay un nuevo gobierno, lo más seguro es que tengamos un nuevo ministro de educación. Y un nuevo ministro de salud, y del interior, y del trabajo. Y vamos dándole con nueva gente, nuevos planes, nuevos desafíos, nuevos desafíos que pueden resultar o no, incluso pueden ser un fracaso rotundo. Aparte, no hay una continuidad, y eso no puede ser bueno.
En educación debemos tener planes a largo plazo, pero abiertos a constantes cambios, y eso por los cambios tan rápidos que se viven hoy por hoy. Si cada cierto número de años aparece gente nueva, muy seguramente con nuevas ideas y que a veces remecen el piso actual, termina por estancarnos en un área tan especial e importante como es la educación. Lo mismo en el área seguridad interna, ¿qué necesidad real hay de cambiar a la gente a cargo? Exactamente lo que pasa con el trabajo, tengamos la gente que esté preocupada de que se creen fuentes de trabajo, que los trabajadores tengan sueldos dignos, que tengan un sistema de protección que les permita tener más tiempo para criar futuros ciudadanos que sean un verdadero aporte a la patria. Para qué seguimos con argumentos para el área de la salud, la misma cosa.
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